Vestida de nieve

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Era una mañana cualquiera, de un 26 de octubre y sin embargo no hacía frío. Al contrario, el clima de aquel año había sido extremadamente excepcional.

El río reflejaba todavía la luz del amanecer, pero no había rocío en la hierba. Sí que era protagonista el color amarillo del otoño en las margaritas de los márgenes, en las hojas de los árboles.

Apenas había gente caminando por el parque solo una grulla lavándose las plumas, yo acudía como todas las mañanas a hacer mi sesión diaria mínima de ejercicio físico: diez mil pasos. Mi camino diario ida y vuelta antes de empezar otra jornada de trabajo. Hay que mantener un estilo de vida saludable y últimamente mis articulaciones se resienten con facilidad, será que me estoy haciendo mayor, pienso…

Y entonces observó aquella escena tan enternecedora. Son jóvenes, más jóvenes que yo (que últimamente ya acuso mis primeras arrugas como señal del paso del tiempo). Tendrán unos veinticinco años, ambos caminan a la par, decididos, a la vez ligeros y saltarines.

Ambos llevan la sonrisa impresa en sus bocas. Parecen de película, parecen sacados de la película de Pulp Fiction, ella desde luego se le parece en el estilismo de su pelo. No son extremadamente altos, tampoco son individuos que llamen de primeras tu atención. Pero sí puedo decirte que en ese día tú también te hubieras fijado, porque este día sus caras tienen algo especial.

Acaban de venir de darse el sí quiero para toda una vida, han sido los primeros en acudir hoy al registro civil. Él va de traje con americana, una corbata azul y una camisa blanca que reluce.

Ella va vestida de blanco como un copo de nieve. Con una falda de tubo blanco, unas botas altas negras estilo militar a conjunto con su corte de pelo negro y sus ojos oscuros con brillo de castaña. Me fijo en su chaqueta blanca de angora, seguro que no esperaba un día tan caluroso a finales de Octubre, pero aun así, la luce puesta. Su maquillaje discreto resaltando un fenotipo que podría corresponder a rasgos armenios.

Van solos y felices, no les hace falta nada más.

Lo tienen todo

AMOR y justo ahora, un poco de aire fresco en un octubre tropical

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